Siempre hay un nuevo comienzo. Otra oportunidad.
Mi historia:
Adriana Beatriz Martínez de Hermosa. 48 años. Maestra del nivel Inicial.
Estudiante de Psicología.
Mi familia está constituida por mi hija Yvana Graciela Hermosa (10 años). Una niña extraordinaria, valiente, quien siempre estuvo con una actitud optimista y consolándome. incluso trataba de hacerme reír, recordando las situaciones graciosas que vivimos en familia. Y mi esposo Juan Manuel Hermosa del Puerto (falleció el 15 de julio de este año, tenía 42 años).
Había retomado la carrera de Psicología después de varios años de postergarlo, mi esposo me alentó a terminarlo, me ayudaba con las tareas de la Universidad en la computadora, porque no tenía mucha habilidad en nada informática. Me ayudaba cuidando a nuestra hija mientras que trabajaba, porque el al ser independiente laboralmente, podía manejar su tiempo y podía llevarla con él a todos lados. Era el organizador estrella de nuestro hogar. Y lo hacía con tanto amor y dedicación.
Durante la pandemia tuvimos oportunidad de almorzar juntos todos los días, estábamos más unidos que nunca.
Su muerte fue rápida y sorpresiva. Nos quedamos completamente solas, los parientes en sus propios problemas y los amigos también.
Nuestro mundo se derrumbó en un instante. Todos los planes, proyectos, fechas importantes se desvanecieron.
Mi primera semana fue la más pesada, ya no quería seguir. no me importaba nada más. Una sensación de vacío inmenso, soledad, miedo, impotencia y sin esperanzas para seguir.
Tenía 4 materias que estaba cursando, y decidí avisar a cada Profesora de que abandonaría todo. Una de las clases era la de Mesa Redonda. Y cuando hable con la Profesora (Belén Giménez) comentándole que no iba a participar, porque no tenía fuerzas para continuar, me sería difícil hablar en el grupo, porque solo me daba por llorar. Pero me convenció de que realmente era lo que necesitaba, y que respetaría mi decisión de no encender la cámara, ni el micrófono. Y lo hizo.
Después de las 16 mesas redondas, por primera vez, encendí mi cámara y micrófono, y compartí mí historia. Y me sentí muy bien, segura, con fuerzas y principalmente con mucha esperanza.
Definitivamente ha transformado mi vida, en esta etapa difícil por la que
estoy pasando fue poder sentirme que realmente no estoy sola, que solo
juntando los pedazos de lo que quedo de mi vida, podría construir uno nuevo,
pero sin negar ni olvidar lo que viví. El poder sanarme interiormente me
ayudo a levantarme, cambiar de actitud ante lo que estaba pasando en mí
vida, transformar mi visión de destrucción, dolor, vacío y sin otra
oportunidad de ser feliz (acababa de perder a mi esposo, mi mundo se
derrumbó, todos mis planes se habían desvanecido, solo quedaba el dolor y
estar en un profundo abismo de tristeza, dolor y desesperanza).
Esta experiencia de buscar, hallar, mantener la esperanza, sabiendo de qué
dependía completamente de mi decisión de cambiar de actitud.
Sin negar ni reprimir el dolor, sino enfrentarlo con valentía, optimismo y una
nueva visión de esperanza, recogiendo los pedazos de mi vida para usarlo
como cimiento de otra vida mejor, dejando el sentimiento egoísta en solo
pensar en mi dolor y enfocarme por seguir avanzando con esperanza, sabiendo
que alguien más me necesita, mi hija (10 años). La cual necesitaba a una
madre resiliente, fuerte y optimista.
Hoy puedo decir que después de todas las 16 mesas redondas, supere
mis miedos, dudas, dolor y tengo una visión más optimista, y llena de
esperanza. Me he transformado en una mejor persona, y con ganas de
ayudar a otros a lograrlo.
Sé que aún me quedan varios desafíos por vencer: (culminar la carrera,
aprender a conducir y otros). Pero ahora con una actitud positiva, sabiendo
que depende de mí decidir con que actitud las enfrentare.
Muchas gracias, de corazón a nuestra Profesora Belén Giménez, quien con su amor y ganas de ayudarme, me alentó a seguir y participar de cada una de las maravillosas mesas redondas y a cada uno de los compañeros que compartieron su experiencia!!!
Con cariño en memoria de mi querido esposo Juan Hermosa!!!!!
“ De modo que los que creen en Dios pueden tener la firme esperanza de un mundo mejor, si, aun un lugar a la diestra de Dios ; y esta esperanza viene por la fe, proporciona un ancla a las almas de los hombres y los hace seguros y firmes, abundando siempre en buenas obras, siendo impulsados a glorificar a Dios.”