Situaciones adversas en aquel tiempo, pero muy rica como lección.


Crecí en una compañía muy pobre y en condiciones muy humilde, yo era muy tímido e inseguro, mis padres me educaron con las buenas costumbres y a ser responsable, en particular mi padre quien no tuvo una formación académica ni siquiera básica, fue de quien recibí consejos de cómo enfrentar la vida; recuerdo, tenía 13 años cuando con muy buenas intenciones me aconsejó que mis estudios de primaria, (entonces sexto grado) que eran suficientes para trabajar la tierra, ya que yo ya sabía sumar, restar, multiplicar, dividir, leer y escribir, y que eso era suficiente para desempeñarme como un ciudadano trabajador del campo, quien tenía que usar esas aptitudes una vez al año cuando se cosechen los productos (soja y algodón) .
Yo escuchaba con tristeza sus consejos y todo cuanto él me inculcaba –con muy buenas intenciones sin duda-, pero yo en mi mente pensaba ser un profesional. Como estaba prohibido discrepar con mi padre sobre sus asuntos de consejería, me callé y esperé.
En mi comunidad la institución educativa de más alto grado que existía era la escuela de primaría, nada más. Para ingresar al colegio secundario deberíamos desplazarnos unos 20 kilómetros y sin medio de transportes, entonces lo mío era resignarme, pero no dejé de soñar en ser un muchacho apuesto y bien vestido, “profesional en derecho” –abogado quería ser-. Para mi alegría, el año siguiente se implementó en mi escuela de donde egresé, el primer año de secundaria que funcionaría en el turno noche, gracias a que un comerciante nos conectara la electricidad producida con su propio generador, porque entonces no contábamos con el suministro de ANDE y no tuvimos hasta el año 1994.
Mi vida de independiente comenzó para mí a los 17 años, cuando salí de mi casa por primera vez en busca de un mejor horizonte y fue allí donde la carrera de conquistar mis sueños había comenzado; pase hambre, frío, calor, noches sin dormir y un montón de otras cosas adversas entonces en aquel tiempo, pero muy rico en lección hasta hoy para mí y para con quien comparto, sumado a todo lo anterior yo era muy tímido, habiendo creído los que muchos creían, –el de que no podría lograr- y a juzgar por mi apariencia era lógico pensar en mi fracaso, pero saber que yo era bueno en cosas que otros no, habiendo hecho una lista de las cosas en que yo era bueno, perseguí mis sueños, superé muchas cosas y por ahora comparto para que con ello pueda animar a otros que tal vez estén en la condición en que estuve alguna vez, aunque estoy consciente de que vivimos un tiempo completamente diferente.

Comments

  • Marcial Esteche on 11/29/2016 5:43:59 PM

    Probando comentario.

  • Alba Liliana Martínez on 11/29/2016 6:17:36 PM

    Así mismo, tu historia es la de muchos de nuestros alumnos, soy docente y trabaje en una comunidad donde en aquel tiempo el grado máximo era cuarto grado, algunos niños sólo llegaron a cursar hasta ese grado, y otros repitieron varias veces el mismo en espera del crecimiento natural de la escuela, y por fin hace 4 años atrás pudimos tener hasta el noveno grado, pero gracias a Dios pudimos instalar en ellos que debían de vencer barreras y seguir el secundario en el colegio que dista a 9 kilómetros de la Compañía, y otros se arriesgaron a salir a la ciudad a estudiar y sabresalen en sus colegios y eso fue por que siempre le hemos brindado ese aliento de que debían superarse y luchar por ser profesionales...
    Hoy por hoy ya no estoy en esa escuela pero en cada visita que les hago les motivo a ser grandes constructores de su bienestar.
    Querer es poder.