Un antes y un después de las mesas redondas.
Un antes y después de las mesas redondas.
Fui participe de la mesa redonda sin saber en qué me metía, ni cuál sería el impacto en mi vida. De vivir caóticamente pase a disfrutar y valorar más el día a día.
Tengo 27 años, y el mayor desafío que me toco y toca vivir es la convivencia con mi pareja, empezando una nueva etapa juntos. El saber aceptarnos y ahí estaba el desafío, la tolerancia, el dialogo. Soy una persona que mucha paciencia no tenia, me cerraba en mis ideas, y en mi orgullo. Discusiones tras discusiones, cuestionando todo, viviendo estresada, sobre pensando todo y sin darme la oportunidad de escuchar o entender que quería mi pareja.
Y hablo en pasado, porque siendo sincera costo empezar las mesas, teniendo en cuenta que trabajo hasta sábados 16hs, por eso la mayoría de las fotos grupales no salgo porque me conectaba estando en horario laboral, muchas veces empezando las clases temprano, con participación a medias, súper agotada. Pero había algo que me atrapaba y una vocecita que me decía que no me rinda, los temas que se trataban como que iban de la mano con lo que yo estaba pasando, y eso me tenía en pie, decidí llevarlo a la práctica y hacerle partícipe también a mi pareja. Cada valor, cada situación. Tanto así que empecé a ver caminos y eso me motivo a seguir, porque no niego estuve por desistir porque decía que no valía la pena. Pero todo es cuestión de tiempo y perseverancia, ser constante. Hoy en día hay una comunicación asertiva, hay diálogos, hay empatía, y trabajos en conjunto por lo que queremos, a ver de otra perspectiva la vida y los obstáculos, a disfrutar el hoy sin estar pendiente del futuro, sino del ahora.
Aprendí y entendí que si debe haber cambios primero debo empezar conmigo misma, a trabajar en mí, y luego para afuera, y eso hice. Hoy día sintiéndome satisfecha por los resultados obtenidos y siendo así parte de mi día a día todo lo aprendido.